miércoles, 27 de julio de 2016

EL ESCUDO DE CÓRDOBA. ORÍGENES Y EVOLUCIÓN

    

    En Córdoba usamos indistintamente el escudo de la ciudad como el sello, emblema del Ayuntamiento y Diputación. No siempre fue así y no debe de ser así, pues ambos tuvieron en el pasado fines totalmente distintos. Mientras que el escudo de armas era el idenficativo de la ciudad, la función del sello era la de acreditar la garantía de las órdenes y escritos, además del emblema que avalaba los productos de su industria.

Pendón real de San Jórge de Cáceres
    En cuanto al blasón de armas se refiere, este estuvo ligado desde su origen a la reconquista cristiana de la ciudad. Para historiadores de la talla de Ortí Belmonte, este escudo real tiene un gran parecido al antiguo estandarte y pendón real de San Jórge de Cáceres, el cual perteneció al rey Fernando III. Pero este no fue el primer escudo que la ciudad tuvo. Si nos atenemos a las referencias más antiguas del escudo de Córdoba, el primitivo blasón de la ciudad era un grifo hollando a un hombre con la leyenda latina: Han, qui Gryphus, equus, coepit, Rex. Fortis et equus. "El rey fuerte y justo, con caballo cual grifo tomó esta ciudad". Esta representación fernandina con la imagen del rey Santo a lomos de un corcel en pose de defensor de los reinos cristianos se puede ver hoy en la reja de la capilla real de la Catedral de Sevilla, lugar de su entierro, no quedando en Córdoba ningún lugar donde poder ver este primer escudo.

    Será a partir del siglo XVI, cuando la ciudad de Córdoba empezó a usar como escudo de armas el león rampante rodeado de una bordura de cuatro castillos y cuatro leones alternados. No existe una norma que impusiera un número específico de cuarteles, pues esta cantidad ha ido variando en número según la época y el momento. En el siglo XVIII el número de castillos y leones alternos fue variando de seis a un total de nueve. Mientras que un siglo después, el número volvió a pasar a cuatro.

    En cuanto al sello de la ciudad, el primer sello, que casualmente se encuentra en el archivo documental de la Casa de Medinaceli en Sevilla, se puede apreciar el antiguo alminar de Abd ar-Rahman III. En primer término del paisaje; el Guadalquivir, el Puente Romano y la noria de la Albolafia. En segundo lugar la primitiva configuración de la Puerta del Puente con las murallas de la ciudad. Y tras ellas los muros de la Mezquita, y tras el alminar, la presencia de palmeras.

    Este también ha sufrido severas modificaciones a lo largo de los siglos, pues en el siglo XV, era mucho más esquemático, representándose el Puente, la Albolafia a la izquierda, la Mezquita con el alminar rematado en semiesfera bulbosa, y las palmeras flanqueando la torre islámica. Siendo el actual un tanto parecido al primigenio, sustituyendo el alminar por la torre de la catedral, apareciendo la noria y la erradicación de las murallas, sustituyéndolas por un conjunto de casas. 

      

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